Chinches

Chinches

Descripción morfológica

Por lo general, dos pares de alas; piezas bucales perforadoras y chupadoras en forma de pico (rostro) que normalmente se mantiene debajo del cuerpo. La metamorfosis suele ser incompleta, con fases de huevo y ninfales.

Insectos ovalados, planos, con alas anteriores afuncionales, muy cortas; sin alas posteriores; rostro alojado en un surco ventral; tarsos con 3 segmentos; exclusivamente chupadores de sangre.

Características de las especies y huésped/hábitat:

Chinche de las camas (Cimex lectularius)

Adultos de 5 mm de longitud; color pardo rojizo, que se vuelve rojo púrpura después de alimentarse; antenas bien desarrolladas; ojos simples prominentes; pies con garras que le permiten trepar por superficies rugosas, pero no lisas; relación entre anchura de la cabeza (ojos incluidos) y longitud del tercer segmento antenal generalmente mayor que 1,7.

Distribución geográfica

Huésped/hábitat:

El huésped principal es el hombre, aunque parásita también a otros animales de sangre caliente. Se encuentra en habitaciones de viviendas de todo el mundo. Al no poder volar, las chinches de las camas deben arrastrarse o dejarse transportar pasivamente en la ropa, o más probablemente en el equipaje, mobiliario, libros y otros objetos que usan como refugio. Su capacidad para resistir varios meses sin alimentarse aumenta sus probabilidades de sobrevivir a estas formas de transporte, y prueba de ello es la amplísima distribución de estos insectos en todo el mundo.

Aunque las chinches pueden invadir cualquier hogar, es más probable que las infestaciones se producen solamente en edificios con niveles de higiene bajos. Por consiguiente, las chinches de las camas se relacionan generalmente con condiciones de pobreza, hacinamiento y falta de higiene.

La mayoría de las infestaciones de chinches de las camas se producen en habitaciones de viviendas, generalmente en los dormitorios. Los estadios juveniles y adultos comparten costumbres y pasan la mayor parte del tiempo ocultos en grietas y ranuras, de las que no salen hasta la noche, generalmente poco antes del crepúsculo, para alimentarse de la sangre de los huéspedes dormidos. Sus escondrijos estarán cerca del lugar en el que duermen los huéspedes: en el bastidor de la cama o el colchón, el mobiliario, detrás de los rodapiés o del papel pintado: cualquier lugar que ofrezca a estas criaturas nocturnas un refugio oscuro para pasar las horas del día.

Las infestaciones tienen lugar especialmente en zonas con alta concentración humana, como hoteles, residencias y colonias de vacaciones.

En climas templados, las chinches de las camas alcanzan el máximo demográfico a principios de otoño. En estas fechas coexisten todas las fases del ciclo vital. Conforme se acerca la estación fría, disminuye su actividad, cesa la puesta de huevos y se ralentiza el desarrollo de las formas juveniles.

Las chinches de las camas invernan principalmente como adultos, porque los huevos y las ninfas son más sensibles a temperaturas bajas y mueren a principios de invierno si no están en locales con calefacción.

Relevancia como plaga

Las chinches de las camas no se consideran transmisoras de enfermedades, pero su actividad chupadora de sangre puede provocar fuertes irritaciones en algunas personas, acompañadas de trastornos del sueño, letargia y apatía, sobre todo en niños. Algunos casos de déficit de hierro en niños se deben a un ataque masivo de chinches de las camas. La picadura causa muchas veces una inflamación dura, de color blanquecino, diferente a la de la pulga, que deja una mancha roja oscura rodeada de eritema. Cada persona reacciona de manera diferente a las picaduras, y algunas se inmunizan.

Sin embargo, probablemente sea más relevante la aversión que despiertan estos insectos. Los excrementos confieren el característico aspecto moteado a sus refugios, y sus "glándulas hediondas" impregnan las habitaciones infestadas de un característico y desagradable olor a almendras. Además, el mero hecho de pensar en ser presa de los ataques de estas criaturas es suficiente para que la mayoría de las personas emprendan inmediatamente acciones para controlarlas. La chinche de las camas puede incluso propiciar la formación de barrios marginales, al ahuyentar a los propietarios con niveles de higiene aceptables, mientras las personas menos preocupadas por estos temas se queda.

Es interesante comprobar que hay muchos factores que favorecen el mantenimiento de las poblaciones de chinches: las técnicas de construcción modernas, que facilitan el acceso entre propiedades adyacentes; el uso creciente de calefacción central, que favorece la alimentación y proliferación continua durante el invierno, o el comercio de muebles usados, que amplía su distribución, contribuyen a mantener los niveles poblacionales.

Medidas de control

En todas las infestaciones, sobre todo en las recién establecidas en casas con buen nivel de higiene, conviene determinar el foco para poder aplicar los métodos adecuados.

Debe descubrirse el alcance de la infestación mediante una inspección detenida de los locales infestados, pues las medidas de control necesarias dependerá de si la infestación está establecida y se ha extendido a todos los locales o si es de aparición reciente y está probablemente más localizada.

Las medidas de control han de aplicarse a conciencia y en todos los refugios. Si la infestación procede de nidos de aves, será necesario tratar los nidos y es aconsejable cerrar el edificio a la entrada de pájaros.